Sin lugar a dudas, el lenguaje es la forma que
tenemos los seres humanos para arribar a la verdad de los hechos. En este
sentido tenemos que distinguir que hay más de una vía de comunicación cada vez
que hablamos; por un lado tenemos el lenguaje verbal que se compone de las
palabras que utilizamos y la verbalización de las mismas con tonos, matices e
inflexiones y por otro el lenguaje no verbal que contiene el universo de los
gestos, ademanes y mohines pero que va mucho más allá del lenguaje del cuerpo. Es a través del estudio de estos temas se
puede analizar los discursos de las personas e inferir la veracidad de sus
dichos, como se puede ver en la serie “Lie to me” basada en el trabajo de Paul
Ekman.
Las declaraciones de Fariña
Hay claramente dos Fariña totalmente
distintos. Por un lado está Fariña con Lanata. Un declarante suelto,
distendido, canchero, sobrador y solvente. Lo más notable es la fluidez de su
oratoria cuando explica el proceso de blanqueo del dinero donde exhibe una
solvencia envidiable. Jamás titubea, ni siquiera a la hora de ejemplificar que
siempre implica una complicación. A la hora de hablar de Lázaro y sus
vinculaciones se mantiene fluido y lo poco que se observa de su lenguaje no
verbal es coherente con su discurso. En el segundo video del mismo programa donde
se lo ve completo, es absolutamente sincero. Incluso cuando Lanata intuye el
porqué de su primer encuentro, Fariña acusa el golpe y admite que era verdad
con sus dichos y sus gestos en perfecta sintonía. Los momentos en los que se
refiere a Perez Gadín y Rossi son de un enojo genuino y manifestado claramente
en el cambio del tono de la voz y su actitud corporal. Hay un solo momento del
encuentro donde su alocución se contradice con sus gestos y es a la hora de
hablar de Néstor Kirchner, en esos párrafos parece fabular y hasta cambia la
respiración. En la parte final cuando habla de “la Rosadita” y Gotti también su
proceso de armado y comunicación es sólido y concordante, con una carga de
genuina preocupación en su expresión.
Otra persona totalmente distinta es el
Fariña de intrusos. Vacilante, trastabilla, con un vocabulario ajeno por
momentos. Exhibe contradicciones incluso en la misma oración. Ya de arranque
dice: “tanto en la primera cámara oculta como en la supuesta cámara oculta ya
sabía
que… él me estaba grabando; en realidad en la primera cámara oculta yo presumía
que me estaba grabando”. Más tarde cuando manifiesta que todo lo dicho en el
programa de Lanata ya estaba en los medios, no miente; se muestra tranquilo,
relajado y seguro. En ese párrafo habla de corrido, sin baches y con una
dicción correcta. Todo esto desaparece cuando intenta explicar el entramado por
el cual se habría prestado a las grabaciones. Es muy notable y llamativo la
forma en que estira los fonemas, el sonido de cada letra, cuando se pone
nervioso. Priiimera cámara oculta, más tarde dice preeesummmía y luego
“intereeeeses que reeepreesennnta” al referirse a Lanata. Podría afirmarse que
toda esa presentación la vivió como una travesía por un mar enrarecido en el
que nunca consiguió hacer pié.
2 comentarios:
Excelente análisis, como siempre.
Aunque me queda una duda: es posible que en el caso de la cámara oculta su discurso sea más fluido justamente por el desconocimiento de que estaba siendo filmado y que las inconsistencias mostradas en el programa de Rial no sean por mentiras sino por otros factores (nervios, alteración por intoxicación con drogas/alcohol, etc.)? Cabe la posibilidad? Puede ser un matiz o combinación de situaciones?
Saludos,
Emilio.
Es obvia la mentira, no hace falta tratar de explicarla con tanta parafernalia.
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