domingo, 2 de marzo de 2014

Inauguración de sesiones ordinarias

La locutora oficial anunció en tono de kermese “Hace su presentación en este predio”… se abrieron las puertas y apareció Cristina Kirchner con brillos y semi transparencias para inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso. Analizar su lenguaje gestual era complejo ya que una densa capa de maquillaje y las aplicaciones de botox la dejaban casi inexpresiva y solo permitía ver los cambios en la mirada y los movimientos de la boca. Por suerte nos quedaba su comunicación verbal y el resto de la no verbal para seguir trabajando.
La presidente, por primera vez lo dijo así con la “e” como corresponde, se mostró perdida en su propio laberinto numérico al punto que tuvo que pedir ayuda “Julián ¿Dónde tengo los papeles?” Tuvo serios problemas para cerrar los conceptos y hasta las frases. La muestra más evidente fue cuando arrancó una oración explicando un gráfico que no llegó a mostrar y pasó a contar una extraña anécdota de su marido, a quién llamó Néstor como volvió a hacer desde que abandonó el luto para concluir con un “Nene correte” dedicado a un camarógrafo.
Una mujer profundamente enamorada de sí misma, que adora escucharse por horas sin advertir que ya ni sus ministros, ni sus legisladores, ni siquiera sus militantes la escuchan, al punto que tuvo que repetir una frase, subir la voz y mirar a la barra para que estos advirtieran que era momento de aplaudir.
Hay que hacer una aclaración, en el Congreso Cristina Fernández no mintió en ningún momento. Cree plenamente en lo que dice y por eso se desespera para que nosotros podamos ver la misma realidad que ella ve y trata de explicárnosla como puede: “Todavía no aplaudan que quiero mostrar todo lo que hemos hecho" aunque finalmente admita “solo estoy largándoles cifras"
Lo más interesante del análisis del lenguaje no verbal de ayer fue, sin duda, la cara de los Kirchneristas. Prácticamente nadie asentía durante el discurso presidencial, ni le sonreía como en otros tiempos. Sólo Randazzo se mostraba extrañamente sonriente, casi exultante.
Sobre el final;  “ella”, como Cristina se llamó a sí misma unos minutos antes, intentó cerrar con fuerza un discurso largo, dubitativo y sin rumbo alguno. Solo atinó a gritar.
La salida fue lo más penoso. Si hay una imagen de debilidad total es bajar las escaleras agarrado de alguien... CRISTINA LO HIZO

No hay comentarios: