La locutora oficial anunció en tono de kermese “Hace su
presentación en este predio”… se abrieron las puertas y apareció Cristina Kirchner
con brillos y semi transparencias para inaugurar las sesiones ordinarias del
Congreso. Analizar su lenguaje gestual era complejo ya que una densa capa de
maquillaje y las aplicaciones de botox la dejaban casi inexpresiva y solo
permitía ver los cambios en la mirada y los movimientos de la boca. Por suerte
nos quedaba su comunicación verbal y el resto de la no verbal para seguir
trabajando.
La presidente, por primera vez lo dijo así con la “e” como
corresponde, se mostró perdida en su propio laberinto numérico al punto que
tuvo que pedir ayuda “Julián ¿Dónde tengo los papeles?” Tuvo serios problemas
para cerrar los conceptos y hasta las frases. La muestra más evidente fue
cuando arrancó una oración explicando un gráfico que no llegó a mostrar y pasó
a contar una extraña anécdota de su marido, a quién llamó Néstor como volvió a
hacer desde que abandonó el luto para concluir con un “Nene correte” dedicado a
un camarógrafo.
Una mujer profundamente enamorada de sí misma, que adora
escucharse por horas sin advertir que ya ni sus ministros, ni sus legisladores,
ni siquiera sus militantes la escuchan, al punto que tuvo que repetir una
frase, subir la voz y mirar a la barra para que estos advirtieran que era
momento de aplaudir.
Hay que hacer una aclaración, en el Congreso
Cristina Fernández no mintió en ningún momento. Cree plenamente en lo que dice
y por eso se desespera para que nosotros podamos ver la misma realidad que ella
ve y trata de explicárnosla como puede: “Todavía no aplaudan que quiero mostrar
todo lo que hemos hecho" aunque finalmente admita “solo estoy largándoles
cifras"
Lo más interesante del análisis del lenguaje no
verbal de ayer fue, sin duda, la cara de los Kirchneristas. Prácticamente nadie
asentía durante el discurso presidencial, ni le sonreía como en otros tiempos.
Sólo Randazzo se mostraba extrañamente sonriente, casi exultante.
Sobre el final; “ella”, como Cristina se llamó a sí misma
unos minutos antes, intentó cerrar con fuerza un discurso largo, dubitativo y
sin rumbo alguno. Solo atinó a gritar.
La salida fue lo más penoso. Si hay una imagen de debilidad total es bajar las escaleras agarrado de alguien... CRISTINA LO HIZO
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