Por José María Rodríguez Saráchaga
Especialista en oratoria y lenguaje no verbal
Había gran expectativa por el
primer discurso público de Juliana Awada, casi tanta como la que generó en su
momento Máximo Kirchner en Argentinos Juniors.
Los ojos de la Argentina y el mundo
estaban sobre ella y toda esa presión se manifestó en su discurso.
Despampanante como siempre, lució un impecable traje claro que destacaba su
figura, su rostro y una postura envidiable. Alta, espigada, con grandes ojos y
una sonrisa perfecta, nuestra primera dama, nació para las cámaras.
Lamentablemente no la prepararon
para semejante desafío. Leyó un texto que contenía preguntas retóricas,
desaconsejadas por cualquier profesor de oratoria, figuras poco elaboradas y
argumentaciones enrevesadas.
Los locutores solemos decir que
nadie nace con tonos, hay que salir a comprarlos. La forma de hacerlo es con
trabajo.
Así como nadie le marcó a Cristina
que dejara de gritar o que cambiara su lamentable lenguaje no verbal; tampoco
hubo alguien que corrigiera la lectura de Juliana, que además era innecesaria.
Un discurso leído de tres minutos
hubiera sido fácilmente superado por uno “improvisado” de un minuto donde
simplemente dijera lo mismo sin las aclaraciones y ejemplos agregados con
calzador. El entre encomillado indica que un discurso improvisado es aquel que
tiene una estructura simple, un final contundente y se practicó mil veces para
que salga natural, fluido y sin nervios.
Siempre impresiona como una persona
que habitualmente es suelta, inteligente y sólida queda deslucida por una floja
preparación. Los nervios, la lectura y el discurso se trabajan y se arreglan.
En el mundo de hoy con una política
absolutamente profesionalizada es extraño que nadie le avisara que iba a quedar
expuesta a comentarios poco felices si arranca un discurso leyendo un texto que
dice “Cuando uno quiere curar; estudia medicina. Cuando uno quiere construir
una casa estudia arquitectura; no?”
Juliana Awada tiene todo para
quedar en la historia como Regina Pacini de Alvear, sólo necesita desarrollar
su oratoria.
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