Seguramente nuestra "primera ciudadana" jamás escuchó este antiguo refrán popular, ya que de haberlo hecho no se tomaría tan en "solfa" sus malos modales al hablar.
En el diario Clarín del 25 de julio (http://www.clarin.com/diario/2007/07/25/elpais/p-00404.htm) salió publicada una nota con el título "El dedito así", una autocrítica. En ella puede leerse el siguiente párrafo: "Hubo pocos aplausos y algunas risas, como cuando la candidata tuvo un gesto de autocrítica: hablaba con el dedo índice en alto, con mucha vehemencia, y cortó la frase: "ah, parezco admonitoria.. desde chica tengo la costumbre de hablar con el dedito así", dijo. "Es una fea costumbre". "
Efectivamente es una costumbre muy fea, de esas que uno debe evitar cuando se comunica en público y mucho más cuando se esta en campaña. Es lisa y llanamente una agresión al público que bordea la poca educación. Además, deja una peor impresión al admitir que lo hace a sabiendas desde chica y jamás se preocupó por corregirlo. Será que no le interesa comunicarse bien. Desde un punto de vista de oratoria política es peligroso; no faltará quien interprete que lo que no le interesa, es el público.
En el diario Clarín del 25 de julio (http://www.clarin.com/diario/2007/07/25/elpais/p-00404.htm) salió publicada una nota con el título "El dedito así", una autocrítica. En ella puede leerse el siguiente párrafo: "Hubo pocos aplausos y algunas risas, como cuando la candidata tuvo un gesto de autocrítica: hablaba con el dedo índice en alto, con mucha vehemencia, y cortó la frase: "ah, parezco admonitoria.. desde chica tengo la costumbre de hablar con el dedito así", dijo. "Es una fea costumbre". "
Efectivamente es una costumbre muy fea, de esas que uno debe evitar cuando se comunica en público y mucho más cuando se esta en campaña. Es lisa y llanamente una agresión al público que bordea la poca educación. Además, deja una peor impresión al admitir que lo hace a sabiendas desde chica y jamás se preocupó por corregirlo. Será que no le interesa comunicarse bien. Desde un punto de vista de oratoria política es peligroso; no faltará quien interprete que lo que no le interesa, es el público.
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